Children's book for ages 4-12 by Erika M Szabo
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A little girl teaches her family and her friends how to relate to someone who is hearing impaired.
When Grandma Rosa lost her hearing, Sandra and her parents became frustrated and sad. They didn’t know what to do and how to learn to communicate better with Grandma Rosa.
They tried shouting, changing the tone of their voices or leaning closer to her ear when they talked, to no avail. Rosa could hear some sounds clearly, but certain sounds she couldn’t hear well.
It became an everyday struggle for the family, and they missed the comforting family conversations at dinner time.
Sandra finds a website for hearing impaired people that explains how deaf people communicate. They start learning sign language and to “talk” with their fingers. Sandra and Grandma Rosa find realize that with compassion, love, and hard work, they can overcome the obstacles of disability.
This fun picture book carries an important message to children, how to learn not to judge or make fun of anyone just because they’re different. The life of any disabled person is no fun and living with a disability has many challenges, but we can help to make their life easier and not harder.
SPANISH
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Sandra enseña a su familia y amigos a comunicarse con personas con discapacidad auditiva.
Este divertido libro ilustrado lleva un importante mensaje para los niños, como aprender a no juzgar o burlarse de alguien sólo porque es diferente. La vida de algunas personas con discapacidad no es divertida y vivir con una discapacidad conlleva muchos retos, pero nosotros podemos hacer sus vidas más fáciles en vez de más difíciles.
Cuando la abuela Rosa perdió la audición, Los padres de Sandra se sintieron frustrados y tristes. No sabían qué hacer y cómo aprender a comunicarse mejor con ella. Ellos intentaban gritar, cambiar el tono de voz o acercarse a su oído cuando se dirigían a ella, pero no servía de nada. Rosa podía oír algunos sonidos claramente, pero otros no podía escucharlos bien. Para ellos se convirtió en una lucha diaria poder comunicarse y empezaron a echar de menos las reconfortantes conversaciones de sobremesa.
—Mira, abuela —le dijo entusiasmada—, puedo mostrarte las letras con mis dedos cuando no puedas escuchar lo que te digo.
—¿Qué quieres decir con “mostrar las letras con tus
dedos”? —la abuela Rosa preguntó.
—He encontrado una página web para personas con discapacidad auditiva y explica cómo pueden comunicarse entre ellos sin hablar. Hay un signo para cada letra y cada número, que ellos pueden hacer con sus manos. Podemos aprender los signos juntas, y cuando no puedas escuchar el sonido, yo puedo mostrártelo —Sandra sonrió feliz.
—Oh, creo que es una idea maravillosa, Sandra. —Los ojos de la abuela Rosa brillaron con entusiasmo— Pero parece un poco difícil, ¿tú crees que yo podría aprender los signos?
—Por supuesto que puedes, abuela; y podemos aprender juntas.
Y lo hicieron. Ellas demostraron que con amor, compasión y trabajando duro se pueden superar los obstáculos que conlleva la discapacidad auditiva.